jueves, 21 de octubre de 2004
Encontrandote en Nueva Orleáns
Las calles del French Quarter sirvieron de escenario a una noche bien conversada, sus neuronas bañadas en alcohol necesitaban descargar sus tormentos y yo, por un rato, no resultaba tan mala compañía.
¿Por qué no corrí? no lo entiendo, ella aún no me faltaría, seguro estaba a tiempo, pero decidí seguir con ella, y luego -mejor me hubiera ido- me contó de la gran perdida, del desorden, del desgarro, de las infinitas vueltas, del dolor, del escape en ese viaje barato agenciado a través de una amiga, buena es la Nueva Orleáns para facilitar el olvido, pero el mucho andar no acorta las penas y la memoria repetía su vieja cantaleta.
El sol nos encontró sentados frente al acuario discutiendo de la verdadera existencia de Tom Sawyer, desayunar en la plaza y saber de la partida de un estúpido vuelo fue la continuación. La despedida siguió y aún sigo esperando consolar sus lágrimas sin saber su nombre…
martes, 12 de octubre de 2004
Mas allá de lo invisible
Ah! Il est bien le nouvel Omo. C'est celui qui lave encore plus blanc que blanc. Moi, j'avais l'ancien Omo qui lavait plus blanc et il lavait déjà bien hein. Mais maintenant il y a le nouvel Omo qui lave encore plus blanc. Moi j'ose plus changer de lessive, j'ai peur que ça devienne transparent après.
Coluche
Que hay mas allá de lo visible, la respuesta es fácil está lo invisible, obvio, invisible, algo más blanco que el blanco, algo que no se puede ver, algo que no se sabe si está, si llegó o si se fue, pero bueno ¿Qué es invisible? ¿Cuánto invisible hay? Al último conteo más o menos el 96 por ciento de toda la materia y de la energía que compone este universo es "oscura", ergo invisible al ojo de este pobre homo sapiens, por lo tanto totalmente invisible, y del 4 por ciento restante mucho es energía y eso como que no se ve tampoco. Lo que nos deja que todo lo visible es un poco menos del 1 por ciento, y de lo visible esta hecha la tierra, los planetas, el sol, mis hijos y la mujer que amo, o para ponernos mas grandilocuentes, todo lo que vemos, desde los átomos a los gigantescos cúmulos de galaxias son menos de un 1 por ciento.
Se dan cuenta, si pensábamos que no éramos nada, ahora hasta nuestra composición material es la nada misma, mas bien somos una suerte de aberración dentro del universo, o a lo mejor un simple error de redondeo.
Y con todo y eso, sentimos, lloramos, amamos, nos reímos y nos ponemos triste, estados que si bien un día llegaremos a entender como totalmente “visibles”, simples químicos invadiendo nuestro cerebro, todavía como que no podemos medirlos mucho, o alguien me puede ayudar a responder a la consabida pregunta “¿Cuánto me amas?” (Lo único que sé es que no se vale responder en cantidades de menos de uno o dos infinitos)