martes, 13 de setiembre de 2005

De Kahlil Gibran

Quiero escribir de amor y encontré esto de Kahlil Gibran y después para que escribo.

Cuando el amor te llame, síguelo. Aunque su camino sea angustioso y arduo.
Y entrégate a sus alas que te envuelven. Aunque la espada oculta en ellas te hiera.
Y cree en el, créele cuando te hable. Aunque su voz doblegue y marchite tus sueños, como el viento del norte marchita los jardines.
Porque así como el amor te llena de gloria, así te crucifica.
Como te da abundancia, así te tala.
Como llega a la altura y besa tus más frágiles ramas, las que se agitan bajo el sol, así descenderá en su abrazo con la tierra.
Como a gavillas de trigo, el amor te une a ti, te reúne contigo. Te desgarra, para desnudarte.
Te depura, para despojarte de las aristas que revisten tu imagen. Te pulveriza, para que alcances la blancura.
Te amasa, para qué cuanto es dócil y flexible en tu dureza renazca. Y te entrega luego a su sagrado fuego, para que seas pan sagrado en la fiesta sagrada.
Todo esto hará el amor para llevarte hacia el conocimiento de tu alma, y a formar parte, así, del alma de la Vida.
Pero si tu temor te induce a buscar tan solo la paz y el goce del amor, es preferible que cubras tu desnudez y abandones su portal. Y marches hacia un mundo sin primaveras en el que reirás y lloraras, pero no con toda tu risa ni con todo tu llanto.
El amor no da ni toma nada excepto de si mismo.
Y no posee ni es poseído.
Porque el amor es todo para el amor.
Cuando ames, no digas que Dios esta en tu corazón, di que tu estas en el corazón de Dios.
Y no quieres regir el curso del amor, será el amor, si te ve digno, el que regirá tu curso.
El amor no tiene más deseo que realizarse.
Pero si amas, y no puedes evitar los deseos, que ellos sean:
Fundirte, y fluir como el arroyo que susurra su música en la noche.
Conocer el dolor de la excesiva ternura.
Ser lastimado por tu conocimiento del amor.
Y sangrar voluntariamente, con alegría.
Despertar al amanecer con alas en el corazón y dar gracias por un nuevo día de amor.
Reposar al mediodía, recordando el deleite amoroso.
Volver serena y dulcemente al hogar en el ocaso.
Y dormir con un ruego por el amado en el alma y una canción de júbilo en la boca.

jueves, 1 de setiembre de 2005

Del arte de atraer

Son, seguramente, años de práctica, ha de ser un trabajo conciente y abnegado, les niego la excusa de la espontaneidad por el simple motivo de su imposibilidad.Las mujeres han de practican el arte de atraer desde la mas tierna edad, hoy estoy seguro, no puede ser sólo química, las he visto actuando en condiciones donde, a menos de que Internet forme parte del complot, la química no tiene cabida, y de todas formas logran atraerme.

Sin siquiera un mínimo de alcohol en mis venas, ni un estado de ansiedad patético, sin necesitar nada de eso, ni cosas menos nombrables, ellas logran atraer. Su estrategia es simple, hablan, y mis ojos no quieren hacer otra cosa que leer de sus engaños, de sus desamores, de su existencia o simplemente de ellas. Y después de un par de minutos no puedo dejar de tratar de entender, afanoso en el ensayo, de descubrirlas.No me llamo a engaño, sé de la inutilidad del esfuerzo, sé que cada gota sudada ha sido totalmente en vano, se que mientras más trate menos entiendo, pero al igual que los ciclones, la física quántica y el cáncer, se debe tratar de entenderlas, debe ser importante hacer, al menos, el esfuerzo.

Aunque siempre una pregunta ronda mi cabeza, un cuestionamiento básico ¿Que voy a hacer el día que al fin las entienda? La respuesta es tan simple como un amanecer, el día que piense haber llegado al nirvana, cuando esté entrando por la puerta a mi paraíso personal, voy a conocer una nueva amiga, que sin ningún tipo de misericordia, tomará un hacha y derribará todos mis años de concienzudo estudio y me mandará nuevamente a la casilla de partida.