jueves, 1 de setiembre de 2005

Del arte de atraer

Son, seguramente, años de práctica, ha de ser un trabajo conciente y abnegado, les niego la excusa de la espontaneidad por el simple motivo de su imposibilidad.Las mujeres han de practican el arte de atraer desde la mas tierna edad, hoy estoy seguro, no puede ser sólo química, las he visto actuando en condiciones donde, a menos de que Internet forme parte del complot, la química no tiene cabida, y de todas formas logran atraerme.

Sin siquiera un mínimo de alcohol en mis venas, ni un estado de ansiedad patético, sin necesitar nada de eso, ni cosas menos nombrables, ellas logran atraer. Su estrategia es simple, hablan, y mis ojos no quieren hacer otra cosa que leer de sus engaños, de sus desamores, de su existencia o simplemente de ellas. Y después de un par de minutos no puedo dejar de tratar de entender, afanoso en el ensayo, de descubrirlas.No me llamo a engaño, sé de la inutilidad del esfuerzo, sé que cada gota sudada ha sido totalmente en vano, se que mientras más trate menos entiendo, pero al igual que los ciclones, la física quántica y el cáncer, se debe tratar de entenderlas, debe ser importante hacer, al menos, el esfuerzo.

Aunque siempre una pregunta ronda mi cabeza, un cuestionamiento básico ¿Que voy a hacer el día que al fin las entienda? La respuesta es tan simple como un amanecer, el día que piense haber llegado al nirvana, cuando esté entrando por la puerta a mi paraíso personal, voy a conocer una nueva amiga, que sin ningún tipo de misericordia, tomará un hacha y derribará todos mis años de concienzudo estudio y me mandará nuevamente a la casilla de partida.      

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