sábado, 26 de febrero de 2011

El tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos

La verdad es que molesta un poco, uno ya no es el mismo, el cuerpo te regala dolores nuevos cada día, te salen pelos en las partes menos esperadas, salir de juerga (farra en chilensis) toda una noche es el camino más seguro a sentirse pésimo una semana casi completa, y dejo cosas peores en el tintero pero sólo acotemos que la gravedad se va haciendo sentir en donde menos uno quiere.
Claro las canitas te dan un aire más señorial, de hombre más experimentado, y si, debemos reconocerlos hemos acumulado experiencia, pero de allí a concluir que hemos aprendido algo va un trecho muy, pero muy, largo. Me siento igual de tarado que cuando tenía 15, siento que si ya he tropezado con una piedra es mi deber sacrosanto seguir tropezándome con ella de por vida. Cuando joven creía que la responsabilidad iba a venir con los años pero por el momento tan mentada señora no se aparece por estos lares.
Aunque … no nos quejemos (eso es de bien viejo)... he visto, probado, saboreado, recorrido, gozado, descubierto, conocido y disfrutado infinidad de paisajes, ciudades, comidas, cuerpos, bebidas, puestas de sol, risas, fiestas. He escuchado como se pronuncia nuestro maravilloso español en casi todas sus variedades, logro entender gran parte de los dialectos latinos, desde un pana, un acere consorte monina enfó, un qui’ubo, un de fresa alfonso hasta que en las alturas de Bogotá mientras más te quieren más te tratan de usted, hasta aprender que mi palabra fetiche “Carajo” que usaba alegremente en Cuba y mi Chile para mostrar mi descontento sin pasar por mal hablado es en este Perú, sacro y sagrado, muy mal vista. He visto el sol levantarse y ponerse en el atlántico, también lo he visto esconderse en el pacifico. Me he declarado, y me sigo declarando, incondicional amante del mar caribe, sobre todo en la Habana, sobretodo en la playita de 16 en Miramar.
Pero, y agradezco a la maravilla de Internet por recordármelo todos los días, lo que más he aprendido en este largo trajinar al que llamaremos vida, es que hay personas lindas en todos lados, gente que te llena, que te da su mano, que te levanta cuando estas mal, que te regala consejos, aunque no los pidas, que te invita cerveza, ron, cachaza, un wiscacho, o un buen vino. He aprendido que lo más lindo de este viaje es la cantidad de personas, de seres realmente humanos, que he tenido el privilegio y el orgullo de conocer.
Si me dedico a darles las gracias por haber formado parte de mi caminar sería más largo que “peo de culebra” así que no llenaré cartillas diciéndoles que se cuiden y que son importantes, pero de veras: “Gracias por Existir”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace un huevo que no escribías, bienvenido de vuelta! -Marcel (http://marceljeanneau.wordpress.com)

manu dijo...

puta gordo te extraño .

feliz cumple.