martes, 14 de junio de 2005

De distancias

No importa si al final la cuenta no está a tu favor, realmente no importa, no importa si hoy ya no llegas y ella decide no esperar, por favor sólo acuérdate de agradecer el rato que ella te dejó tomarla de la mano para compartir la ruta por este mundo.

La verdadera hermosura está en el error, la imperfección es madre del arte y de su belleza. La desesperanza invade al no poder estar siempre para ella y es sólo el fruto de un mal expresado amor. De veras creo que ella debería estar en tus brazos, pero tal vez no se puede o ella no quiere, pero el simple hecho de añorar su caricia es un regalo para tu vida. Medita en esto, lo que no ha concluido, lo no realizado, tiene el sabor de una guerra aun por ganar, has perdido batallas pero tu bandera todavía sigue volando al viento y tu ojos siempre pueden abrazar el amanecer.

Un mal día el destino, tal vez, los alejó, un avión partió demasiado pronto, un beso no fue dado, una cama se enfrió, y tú ya no estuviste donde debías, creo que para eso fue inventada la distancia, para que te acuerdes siempre de ella y tu cariño alcance una antiestética perfección.

Pero si ella aun está donde debe, justo a tu lado al despertar, entonces, de que te quejas, si soporta tus ronquidos y tus malos modales, cual es la protesta, si aunque milenios los separen porqué gimes como animal herido, si ella piensa en su vida junto a ti, porque no regalarte el derecho a saberla.


1 comentario:

Anónimo dijo...

solo te puedo deecir gracias, no sabes lo que significo leer tus palabras. gracias pa

mario