Me molestan las partidas, y siempre que voy a algun lugar del mundo y me quedo por más de un par de dias me encariño a rabiar. Bogotá no es la excepción, aunque sé que probablemente vuelva, hoy es un día de partida, uno de esos dias que se hacen demasiado largos para vivirlos y dejan demasiado vacío para ser llenados, demasiada gente buena se me queda en Colombia, personas que me llenaron la vida cuando me sentía terriblemente sólo.
No quiero dar una lista exhaustiva pero si degar consignados a los que cambian la manera de ver este mundo, y brindan sin querer esas ganas de seguir caminando un poco más.
Bueno primero que nada a José David, ya nos conociamos de tecnicas reuniones y me parecia buena persona, lo que no sabía era cuanto valía, cuan bueno puede ser un ser humano que se dedica a cosas tan poco triviales como escuchar música Punk, cuidar de sus hijos los pececitos y querer a Iliana.
A Iliana por reirse siempre de las estupideces que se me ocurrian y que sin conocerme me hizo sentir Bienvenido en esta Colombia que es mucho más grande que lo que muestra el mapa.
A la Mary por acompañar mi melancolía algo alcolizada cantando y decirme "Mauro" con ese vozarrón que algún día espero sea reconocido.
A todas las personas de un hotel Lugano que me hicieron realmente sentir en casa y sospecho que no era por una politica corporativa.
Bueno esas son las despedidas, y estoy seguro que me están faltando, pero ya esta tarde son las bienvenidas que me derá mi hijo gritandome "Papá, ven Luna" y me arrastrará al techo de la casa enseñandome que realmente lo que importa de la vida es que estemos juntos los dos embobecidos por el resaplandor blanquiazul del astro de la noche.
Tambien espero la bienvenida de Rox que obviamente despues de un buen beso, un te quiere sentido, y un te extrañe, me va a contar Troya completita, y lo lindo que es Brad. Y me dará su mano para que sigamos caminando.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario